Cumple 12 años el iPod; te traemos la historia completa de cómo se ideó este gadget

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¿A quién se le ocurrió? ¿Quién lo desarrolló? ¿Por qué fue una excelente idea? Toda esta información la podrás saber al consultar este especial del iPod que hicimos para ti con motivo de los 12 años del iPod.

El 23 de octubre de 2001 Apple presentó el primer iPod, con 5 GB de almacenamiento de música en un dispositivo blanco más pequeño que una baraja de cartas. A continuación te presentamos los eventos que llevaron al gran descubrimiento de Apple, y de cómo su destino cambió drásticamente hace 12 años con el lanzamiento del reproductor de música.

Apple eligió presentar su dispositivo de música portátil en un evento no muy llamativo en el campus de Cupertino. Y tanto la prensa como los fans de Apple recibieron el iPod con bastante escepticismo. Los expertos se preguntaron entonces por qué Apple se introducía en el negocio de los reproductores de música.

Un brillo en el ojo de Jobs

La relación de Apple con la música digital comenzó de manera inocente y con eventos que en 1999 no parecían tener nada que ver entre ellos. Ese año, Steve Jobs descubrió el potencial de una tecnología casi en desuso: la tecnología FireWire. El estándar de bus FireWire permitía transmitir datos a unas velocidades increíbles comparadas con las típicas de la época.

Apple se dio cuenta que con FireWire, los usuarios de Mac podían transferir videos tomados con cámaras digitales (que ya usaban ese estándar) y editarlos en sus computadoras. Fue entonces cuando Steve Jobs decidió que la siguiende generación de iMac incorporase puertos FireWire.

Apple trató de aliarse con Adobe para desarrollar una aplicación para la creación y edición de video de manera sencilla, aunque Adobe rechazó la oferta. En ese momento, Apple se decidió a crear iMovie y convertir al Mac en el centro de su estrategia, siendo utilizado como núcleo del universo en expansión del contenido digital.

A finales de la década de los 90, la música digital se había convertido en una gran noticia y el intercambio ilegal de música de Napster llevó el tema a los titulares de todo el mundo. Al margen de los problemas legales, la mayoría de la industria tecnológica comprendió que el futuro de la distribución de música estaba en Internet.

Alrededor del año 2000, Apple se dio cuenta de que había un gran agujero en su estrategia para entrar en el negocio de la música. Para rellenar ese hueco, Apple compró los derechos de SoundJam MP, un reproductor MP3 para Mac muy conocido, y contrató a tres de sus creadores para trabajar en Apple. Uno de ellos, Jeff Robbin, dirigiría el desarrollo de una aplicación de música digital que nacería de la marca Apple.

El equipo de Robbin simplificó SoundJam y añadió la grabación de CDs para crear iTunes, que fue lanzado en enero de 2001. Al igual que iMovie había hecho con las cámaras con FireWire, el objetivo de iTunes era permitir a los usuarios transferir canciones desde él hacia un reproductor MP3. Ahora sólo hacía falta ese reproductor.

La necesidad del iPod

Detrás de cada producto exitoso, hay un problema en búsqueda de su solución. El problema de inspiración, en el caso del iPod, era el lamentable estado del mercado de reproductores de MP3 a finales de los años 90.

Los reproductores de MP3 portátiles llevaban en el mercado desde mediados de los 90, pero Apple pensaba que ofrecían a los usuarios una experiencia mediocre. Steve Jobs tenía un término bastante fuerte para ellos: "mierda". Todos en Apple estaban de acuerdo con él.

Los reproductores basados en memoria Flash tan sólo podían almacenar las canciones de un CD. Los reproductores con disco duro tenían más capacidad, pero eran demasiado grandes, pesados y la navegación entre el contenido no era nada cómoda para manejarse entre cientos o miles de canciones.

Además, la mayoría de los reproductores de MP3 usaban el estándar USB 1.1 para transferir música desde la computadora al reproductor, lo que provocaba hasta 5 minutos de espera para transferir el contenido de un CD al dispositivo. Cuando la transferencia era de miles de canciones este tiempo de espera podía prolongarse durante varias horas.

Considerando el estado del mercado de reproductores de MP3, Jobs decidió que Apple debía intentar crear su propio reproductor MP3, uno que funcionara bien con iTunes y pudiera atraer potencialmente a más usuarios a la plataforma Mac. Encargó esta tarea a Jon Rubinstein, hasta entonces vicepresidente senior de hardware.

Rubinstein comenzó la búsqueda de ideas sobre cómo proceder ante esta tarea. Desde el principio tuvo dos ideas en mente: un rápido interfaz FireWire que resolviese los problemas de transferencia, y un peculiar disco duro de 1.8 pulgadas y 5 GB de capacidad, fabricado por Toshiba, que podía convertir al dispositivo de Apple en el más pequeño del mercado hasta ese momento.

Con la mayoría de los ingenieros de Apple comprometidos con proyectos relacionados con el Mac, Rubinstein buscó ayudo fuera de la empresa para determinar la viabilidad del reproductor de Apple. A través de sus contactos personales, Rubinstein oyó hablar sobre un hombre con las cualidades y la experiencia necesaria para el trabajo, al que no dudó en llamar en enero de 2001.



Explorando las posibilidades

Aquel día de enero, Tony Fadell estaba montado en un telesilla cuando sonó su teléfono. Era la llamada de Job Rubinstein. Inviró a Fadell a visitar Apple y discutir sobre el potencia proyecto, pero se mantuvo discreto sobre los detalles del mismo.

Rubinstein sintió que Fadell era la opción ideal para explorar las posibilidades del reproductor de Apple ya que tenía bastante experiencia en la materia. Había trabajado en General Magic (en un sistema operativo para PDAs llamado Magic Cap) y después en Philips Electronics, donde lideró el desarrollo de un ordenador de mano basado en Windows CE llamado Nino.

En Philips, Fadell había visto el potencial de los reproductores de audio en un encuentro con Audible, un vendedor de audiolibros por Internet que quiso llevar el audio digital de sus productos a Nino. Fadell se consideraba a sí mismo un fanático de la música; disfrutaba pinchando música en cualquier evento durante horas, y fantaseaba con que un día no tendría que transportar toda su colección de CDs de un evento a otro.

Empezó a preguntarse si el enfoque de Audible podría ser la solución a sus problemas y comenzaron las lluvias de ideas sobre cómo combinar audio digital con música. Fadell exploró esa idea en Philips pero no se vio respaldado por el equipo directivo de allí. Después de un breve paso por RealNetworks, Fadell la abandonó para crear su propia compañía que llamó Fuse Systems.

Fuse desarrolló un jukebox digital que podía ripear discos a un disco duro interno, pero la compañía tuvo problemas para encontrar fondos en los tiempos en que los capitalistas veían más posibilidades para su dinero en el software que el el hardware. Fadell recibió la llamada de Rubinstein justo cuando Fuse se quedaba sin dinero.

Fadell inició sus primeras conversaciones con Apple en febrero de 2001, pensando en un principio que Apple quería construir una PDA. En seguida, Apple ofreció a Fadell un contrato de seis semanas como consultor de hardware. Justo depués de firmar, Rubinstein le reveló las verdaderas intenciones de Apple.

"Apple pensaba que ellos podían introducir en el mercado un reproductor de MP3 mejor y me pidieron que hiciera algunos diseños", decía Fadell en una entrevista para Macworld EE.UU. "Cómo podría construirse, qué tipo de componentes, cuánto costaría, y haces toda la investigación y diseño básicos de lo que llegaría a convertirse en el iPod."

Apple emparejó a Fadell con Stan Ng, un director de marketing veterano de Apple, para ayudarlo a integrarse en la cultura de empresa. Durante un período de seis semanas, Fadell se reunió con casi todo el mundo que conocía en la industria de dispositivos de mano manteniendo su objetivo final en secreto. Estudió los productos de los competidores y llegó a la conclusión de que era necesario un dispositivo ultraportátil con mayor capacidad y autonomía.

Fadell preparó tres prototipos del diseño del futuro reproductor de Apple, realizados con espuma y con un ejemplo de los gráficos pegado a ellos. Con pesas de pesca le dio a cada modelo el peso real aproximado que tendía cada uno de los modelos.

"Fue todo muy, muy difícil", recuerda Fadell. "Sólo tuve seis semanas y realmente era yo el único que hacía todo el trabajo."

Cuando su contrato terminó a mediados de abril de 2001, Fadell presentó sus prototipos a los ejecutivos de Apple, incluyendo a Steve Jobs, en una reunión importante. Fadell propuso en primer lugar sus dos modelos menos prometedores (uno con memoria flash, y otro con memoria extraíble) y escondió el tercero en uno de los adornos de la mesa de reuniones. Como Fadell esperó, el modelo elegido por Jobs fue el tercero.

Durante la misma reunión, el vicepresidente senior mundial de Marketing de Producto, Phil Schiller, presentó las maquetas de un reproductor con la ahora familiar rueda de scroll. Schiller pensó que la idea era la solución perfecta a los problemas de navegación por la interfaz.

Otros reproductores de MP3 usaban más o menos botones que obligaban a moverse de un ítem a otro en una lista de canciones, lo que era tedioso si lo hacíamos entre miles de canciones. Con la rueda, un giro de la misma permitía navegar a través de la lista a cualquier velocidad que el usuario quisiera, especialmente desde que Apple permitió que la velocidad del scroll acelerase en función de nuestro movimiento al girarla.

A Steve Jobs le gustaron las ideas que vio y le ofreció a Fadell un trabajo en Apple para continuar su trabajo. Tras un período de incertidumbre, Fadell se unió a Apple a tiempo completo en abril de 2001. El proyecto iPod, entonces llamado "P-68" había comenzado oficialmente.


Formando un equipo

Con el proyecto de música portátil de Apple en marcha, Fadell necesitaba concretar una fecha de lanzamiento. Tras algunas consultas con el departamento de marketing de Apple, Fadell decidió que el iPod debería venderse durante la campaña de navidad de 2001, lo que sólo le dejaba con seis meses de margen para formar el equipo, desarrollar el producto, fabricarlo y ponerlo en el mercado.

Aunque el dominio financiero de Apple en la actualidad es patente, 2001 fue un año incierto para la compañía. El reciente crack financiero de las compañías tecnológicas estaba muy presente en la mente de todos, y Apple se había salvado por los pelos de la quiebra financiera. La compañía se mantenía enfocada en la línea de equipos Mac y tenía escasos recursos para destinar a otros proyectos.

Fadell sabía que tenía que terminar el iPod rápido para que Apple no cancelara el proyecto antes de su nacimiento, teniendo que justificar su existencia por la carga financiera que suponía a la compañía. También sintió que si no sacaban el iPod tan pronto como pudieran, otros competidores podían adelantarse y copar el mercado.

Para construir el núcleo del equipo de desarrollo, Fadell contrató ingenieros de sus anteriores compañías, Fuse, General Magic y Philips. "No fuimos capaces de incorporar otros ingenieros ni recursos de Apple, porque ya estaban al máximo de carga laboral," comentaba Fadell. "No podemos acabar con el Mac para crear el iPod ¿Verdad?"

Apple colocó al equipo de Fadell, que consistía en 25 personas fijas más algunos colaboradores, en lo que se consideraba la Siberia de Apple: uno de sus edificios más antiguos de su campus (que de hecho fue demolido más tarde lo que obligó a mover al equipo para su renovación).

El equipo de desarrollo del iPod trabajó en un cubículo abierto en un entorno ruidoso y divertido. Fadell cuenta cómo uno de sus ingenieros metió accidentalmente un destornillador en una batería de polímeros de litio causando una pequeña explisión y un fuego que obligó a una inversigación por parte del FBI mientras el equipo jurídico de Apple se quedaba mirando.

Concretando los detalles

El nacimiento del iPod IICon la fecha de lanzamiento acercándose, el equipo de Fadell (en la imagen de abajo) no tenía tiempo de desarrollar internamente todos los componentes del iPod. Mientras que para fuente de alimentación y el diseño de la pantalla sirvió la experiencia de Apple, el corazón del iPod (un chip específico para la reproducción MP3) tuvo que encargarse a una compañía de San Jose llamada PortalPlayer.

Otra compañía llamada Fostex fue la encargada de fabricar los famosos auriculares de Apple. Fadell apostó por ese diseño por ser más portátiles, más resistentes y porque no fastidiaban el peinado como ocurría con los auriculares clásicos.

Mientras tanto, Jeff Robin, el programador a cargo del desarrollo de iTunes, comenzó a trabajar para terminar el software del iPod. Con muy poco tiempo para depurar el nuevo sistema operativo e integrar el chip MP3 de PortalPlayer, Robin buscó la ayuda de Pixo, una compañía de Cupertino que creó el sistema operativo del iPod en última instancia.

El equipo de Robbin, que incluía al diseñador de interfaz Tim Wasko, debía crear la interfaz de usuario y el software de reproducción de música del iPod, además de la versión de iTunes que se lanzaría junto con el iPod en su lanzamiento.

Ambos equipos dedicaron largas jornadas (de 18 a 20 horas al día, siete días a la semana) de trabajo para terminar el iPod, que causaron efectos colaterales en la vida personal de Fadell ya que su novia le dejó por aquel entonces.

Al igual que con todos sus productos, Apple quería que el iPod fuera atractivo visualmente y, para ello, encargó el diseño exterior del mismo al equipo de Jonathan Ive.

La belleza externa del iPod

El nacimiento del iPod IITras docenas de prototipos, el equipo de Ive consiguió un diseño preliminar: una carcasa simple, del tamaño de una baraja de cartas, fabricada en acero inoxidable y cubierta con policarbonato blanco en su parte delantera.

Dos elementos dominaban la parte frontal del iPod: una pantalla rectangular simple, y una nueva (y ahora icónica) rueda que giraba físicamente. La apariencia física del iPod se asemejaba bastante a la radio portátil Braun T3, uno de los mejores diseños de Ive.

Ive concibió el iPod con una aperiencia totalmente neutral con una carcasa blanca de acero inoxidable que lo distinguieran fácilmente de la mayoría de gadgets hasta la fecha en los que primaban el negro y el gris.

El iPod no tenía ni pestaña para sacar la batería, ni botón de encendido/apagado y tampoco tornillos. Apple sellaba así la magia interna del iPod y hacía más difícil a los usuarios el acceso a su interior. Pero, de algún modo, la imposibilidad de acceder a su interior garantizaba su funcionamiento.

Los toques finales

Todo lo relativo al iPod era nuevo para Apple. Teniendo en cuenta que hasta entonces sólo habían vendido ordenadores, no quedaba claro cómo tenían que vender un reproductor MP3 de estas características, ya que estaba destinado a un público diferente que los Mac.

Hasta la etiqueta de la caja del iPod exigió una consideración especial ya que se trababa de un aparato de audio de consumo que tenía que cumplir unas leyes comerciales diferentes a las de los Macs.

Para ayudar en estas tareas, Apple trajo expertos externos para asistir en la campaña inicial de lanzamiento del iPod. Uno de esos expertos, Vinnie Chieco, fue la persona que bautizó el nuevo dispositivo de música de Apple como iPod.

Lo mejor era que el nombre no limitaba sus opciones a la música, lo que más tarde le permitió evolucionar con nuevas características sin tener que cambiarlo. A Steve Jobs le gustó y así se quedó.

Después de mucho trabajo, el equipo de marketing de Apple logró reunir todas sus características en una campaña que hizo especialmente énfasis en el estilo y la moda más que en sus características técnicas. Más tarde se demostraría que la estrategia fue acertada.

Contra la adversidad, iPod

Después de seis meses de duro trabajo, el iPod ya era casi una realidad. La concentración de esfuerzos de organización de varios de los equipos de Apple aseguraban que el dispositivo estaría listo a tiempo, pero un contratiempo casi cambia su camino.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 se llevaron a cabo durante la recta final del desarrollo del iPod. Mientras éstos sucedían, un equipo de Apple transportaba prototipos clave del iPod desde Taiwan hasta Estados Unidos, y pudieron aterrizar justo antes de que el gobierno del país cerrase todo el espacio aéreo nacional. Los prototipos llegaron a tiempo.

Los eventos de ese día parecían comprometer las metas del equipo. Sin embargo, los empleados de Apple adoptaron una pensamiento común en ese momento: Si dejaban de trabajar en lo que para ellos era una pasión, estaban aceptando la derrota. Fadell dice que el espíritu de perseverante del grupo del iPod fue esencial para evitar un retraso que habría hecho a Apple perder la campaña de navidad de 2001.

El equipo del iPod cumplió los plazos y el primer iPod se comenzó a vender en noviembre de 2001. Hasta el día de hoy, Apple ha vendido más de 300 millones de iPods en todo el mundo.


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